Raúl,
cuando empezaste la escolarización en el Centro “Santa María” y
te vimos tan pequeñico nos hiciste sentir algo gigantesco. Fuiste un
gran regalo para nuestras vidas.
Poco
a poco nos fuimos sumergiendo en tu mundo y empezamos a conocernos.
Descubrimos las riquezas que poseías para poder trabajar contigo.
Queríamos enseñarte muchas cosas, pero fuiste tú quien, cada día,
con tu sonrisa, nos alentabas en el trabajo y con tu mirada nos
decías:
-
No dudéis, hacedlo
-
No desistáis, volvedlo a intentar
-
No tengáis miedo, sed valientes
-
Si me ayudáis, puedo
-
Y además, mi familia estará con vosotros
Junto
a ti pasamos por muchas experiencias inolvidables y cuando nos
trasladamos al Colegio “Andrés Muñoz Garde” nos acogieron con
sensibilidad y paciencia y supiste conquistar nuestro corazón.
Cuando
nos mirabas tan atentamente, nunca supimos si te quedabas extasiado
porque te gustaba lo que te decíamos o te quedabas anonadado con las
tonterías que hacíamos.
De
todas formas, los que te hemos acompañado en tu escolarización
hemos tenido la sensación de haber compartido “secretos” en esos
momentos de intensas miradas.
Dónde
estés, seguro que pronto harás nuevos amigos … Pero procura
apretarles menos las manos.
El
lunes nos preguntaran tus compañeros ¿dónde estás?, ¿Por qué
no te has despedido?. Nosotros les diremos que siempre estarás en
nuestros recuerdos y nos acompañarás en el aula , en el patio, en
el comedor, cuando vayamos a hacer compras, …
Gracias
Raúl, y en tu nombre, muchas gracias a tu familia porque nos habéis
enseñado a “ver más allá” y a “mirar al corazón de las
personas”.
Seguro
que como dice la canción: “Hoy vas a conquistar el cielo, sin
mirar lo alto que queda del suelo”
Comentarios
Publicar un comentario